sábado, 19 de agosto de 2017

Tabaco y sobrepeso

Tabaco y sobrepeso

 



Los riesgos para la salud que produce el tabaco son muy altos
Los riesgos para la salud que produce el tabaco son muy altos


 Los riesgos para la salud que produce el tabaco son mucho más altos que el supuesto riesgo de un pequeño aumento de peso transitorio por haber dejado de fumar.


Ya es una opinión generalizada que al dejar de fumar la persona engorda. De hecho muchas mujeres fuman con la seguridad de que de esa manera van a mantener su peso o incluso bajar más.

Pero vale aclarar que no todos incrementan su peso corporal y en general sólo se sube unos pocos kilos (pudiendo recuperar el peso inicial al cabo de unos meses), lo cual nunca es tan peligroso como seguir adelante con este hábito.


 Al principio no es necesario hacer una dieta estricta. Sin embargo, es importante evitar comer alimentos altos en calorías, siendo los más recomendables las verduras y las hortalizas.

El ejercicio es una buena opción para afrontar el síndrome de abstinencia y evitar tener unos kilos demás.

Los riesgos para la salud que produce el tabaco son mucho más altos que el supuesto riesgo de un pequeño aumento de peso transitorio por haber dejado de fumar.

 A continuación se va a explicar por qué cuando se deja este hábito se engorda, para así tomar medidas para evitarlo, ya que se está frente a las dos principales epidemias sanitarias de la actualidad: el tabaquismo y la obesidad.
 






Por qué  cuando se deja este hábito de fumar  se engorda



El tabaco tiene un alto poder adictivo porque activa diversos centros cerebrales del placer. Estos centros se acostumbran a ser estimulados por la nicotina, de forma que si se deja de recibir este estimulante la sensación de placer se transforma en ansiedad y angustia; y es esta ansiedad lo que lleva a comer más.

Por lo tanto, se debe pretender dejar el tabaco de forma de no engordar. Primeramente, hay que intentar que la primera vez que se deje de fumar sea la definitiva, ya que con cada fracaso se acumulará unos cuantos kilos, que normalmente no se pierden cuando se vuelve a fumar.

Los días anteriores al elegido para dejar este mal hábito se puede ir preparando el terreno, esto es ir reduciendo la dosis de tabaco y no fumar de forma automática, sino pensando antes de cada cigarrillo si realmente es necesario.

 Muy importante es también identificar qué momentos del día están vinculados a fumar e intentar desvincularlos, sustituyendo el cigarro por otra cosa, por supuesto que no engorde




 intentar apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer.
Intentar apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer.




En definitiva, ante la ansiedad por no poder fumar se produce un efecto sustitutivo y se cambia el tabaco por la comida.

Cuando se nota la falta del tabaco, se tiene que intentar cambiar la comida por otra actividad que distraiga, como:

- hablar con alguien.
- hacer ejercicio físico.
- cambiar de actividad.
- tomar un vaso de agua, etc..
- respirar hondo un par de minutos.


O sea, intentar apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer.



 apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer



Durante las primeras semanas, se debe beber mucho (agua y zumos), no tomar alcohol ni otras bebidas excitantes como café o té, realizar comidas ligeras y frecuentes, y comer muchas frutas y verduras.

Es difícil, pero hay que recordar la importancia del intento, y que las ganas de fumar no durarán por siempre: después de cuatro a seis semanas irán disminuyendo.


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